Relación y experiencia como mi tutora de prácticas

Estas prácticas han hecho darme cuenta de la gran vocación que tengo por esta profesión. Desde pequeñita he sentido un vínculo muy especial con los niños pequeños y mi relación con ellos siempre ha sido muy buena. Sin embargo, al realizar durante este curso académico este periodo de prácticas con una maestra quemada y sin ganas de impartir clase, no me siento satisfecha con mi trabajo realizado. Ya que, partiendo de la base que soy una persona muy perfeccionista, exigente y poco conformista conmigo misma, soy consciente de que podría haber aportado mucho más de lo que se me ha permitido. Pues, mi tutora nunca ha querido darme ese protagonismo en el aula y siempre he trabajado en su sombra. Además, considero que todo ello, le repercute negativamente como profesional, ya que podría haber aprendido de mí otras metodologías y otras formas de impartir clase, aprendidas y consolidadas actualmente en la universidad. No obstante, desde el primer día, mi actitud ha sido receptiva y activa. He ayudado a mi tutora en todo lo que he podido y ha estado en mi mano. Ya que, es una persona que no se ha dejado aconsejar en general por sus compañeros del centro; muy testaruda. No hace autocrítica y cree que todo lo que hace es lo correcto. Si bien es cierto, esta profesión me encanta, me siento muy identificada con ella, por lo tanto, no ha causado ningún esfuerzo madrugar para ir al centro o implicarme en cualquier actividad propuesta. Pero, tengo que decir, que según han ido pasando los meses, no aguantaba ni un minuto más compartiendo el mismo espacio con mi tutora. Ya que como he mencionado, había en el aula tal desorden y perdía tanto tiempo, que aburría a cualquiera y como tampoco me dejaba proponer actividades, pues al final un poco cuesta arriba se me ha hecho. Ya que ha sido capaz de desmotivarme y desesperarme totalmente.  

Por otro lado, otro aspecto a destacar es que era muy complicado abrir su mente y que saliera de su zona de confort; el no estar familiarizada con la innovación y la digitalización, prefería seguir con sus clases magistrales tradicionales. Sin embargo, reconozco que tras desarrollar mi Unidad didáctica o el TFG, sentí que su chip cambió y comenzó a implementar algunas actividades con las tablets. Ya que percibía, que de esa forma era capaz de mantener a la clase activa, atenta y además aprendiendo. No obstante, esto no lo conseguí ni con una ni dos sesiones, fueron varias semanas. Por lo que, en ese sentido, puedo decir que mi grado de satisfacción algo incrementó; aunque, evidentemente me costase y la docente tomase esa decisión casi las últimas semanas de mi experiencia. No obstante, por esa parte quedo algo satisfecha, eso quiere decir que algo de huella he dejado en ese aula.

A este punto de reflexión, puedo decir que lo normal de estas prácticas hubiera sido aprender nuevas metodologías, estrategias y técnicas para mantener el orden en un aula. Haber aprendido cómo tener autoridad y cómo hacerse respetar ante el alumnado. Pero, sinceramente, he aprendido todo lo contrario. Partiendo de la base, que es una maestra tradicional y lleva toda una vida como docente en infantil, además de estar especializada como AL. Se ha reflejado en el comportamiento y actitud hacia el estudiantado, ya que trataba a los niños/as de diez u once años como si tuvieran cinco o seis.

También cabe destacar que, era el caos en persona. Nunca había conocido a alguien tan desordenada; tanto con los libros de las diferentes áreas, como con los exámenes, fotocopias, autorizaciones, papeles entregados del centro, de sus compañeros… Añadiendo a esto la poca dedicación a preparar sus clases. Ya que, siempre seguía el libro de texto e improvisaba el contenido que iba a dar.

Llegados a este punto, pensé que ayudarla a organizar y consensuar con ella las sesiones de mi unidad podría establecer orden y estabilidad, ya que falta hacía y tras la poca confianza que me transmitía, sentí que era la única forma de encauzar la clase. Pero de poco sirvió, ya que al verme como alumna desde el primer día, ha sido un reto que se dejase aconsejar. Si bien es cierto, nunca he sido impertinente ni entrometida en cómo tenía que hacer su trabajo, pero sí que he compartido mis ideales o perspectivas con ella. Sin embargo, la gran mayoría de veces, no me he sentido escuchada ni con la oportunidad de poder desenvolverme como maestra. Por lo tanto, tras hablar con la mayoría de profesores y todos coincidir y compartir la misma perspectiva que tenía sobre ella, obtengo un aprendizaje bastante significativo para el día de mañana. Y es que, probablemente cuando me enfrente a una clase de veinte alumnos, me sentiré como esta profesora; con pocos recursos y técnicas. Sin embargo, creo que la solución no está en el desconocimiento de estrategias, sino de cómo enseñar captando el interés del alumnado. Asimismo, todo ello en mí ha reflejado desesperación y frustración diaria. Ya que, personas de este tipo, sin motivación en la vida, trabajando medio por obligación, ocupan puestos de trabajo, dejando fuera a futuros docentes bien formados, cualificados y con ganas de enseñar. Lo cual, pienso que al igual que hay que enfrentarse a una oposición y superarla para poder ejercer, también se deberían tomar medidas frente a este tipo de docentes; planteándoles pruebas o imponiendo requisitos donde queden actualizados en metodologías innovadoras. Aunque, he de decir que todo el profesorado estaba actualizado y realizaban cursos de robótica o de cualquier otro ámbito, he podido observar que no eran obligatorios. Y en el caso de mi tutora, como le resultaba algo novedoso y no estaba familiarizada, no ha tenido ni el mínimo interés en aprenderlo. Por eso, considero que deberían de ser obligatorios. Además, si nos centramos en el dominio tecnológico, cuando hacía uso de la pizarra digital interactiva (PDI), únicamente era para proyectar el libro o para buscar el significado de palabras que desconocía en la RAE. 

Por último, mi relación fuera de lo profesional era muy buena, una docente con la que se podía hablar de cualquier tema, además de compartir mismas perspectivas. Una persona muy atenta y siempre pensando en los demás. Sin embargo, a nivel laboral, no presento un buen recuerdo de ella.

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